domingo, 21 de octubre de 2007

a. La imagen urbana

La imagen urbana es la apariencia físico-espacial que presenta una ciudad o poblado, aunada al impacto sensorial generado por el tráfico peatonal, el flujo vehicular y las dinámicas urbanas con sus consiguientes olores, colores, texturas, etc.
La imagen urbana constituye de esta manera el marco visual de los habitantes y de los visitantes, encontrándose determinada por las características del lugar, costumbres y usos de su población. En su composición intervienen tanto elementos reales como situaciones particulares que definen las características de un espacio urbano. Sus componentes principales son:
1. Elementos naturales: clima, topografía, hidrografía, y vegetación.
2. Elementos construidos, volúmenes y espacios.
3. Dinámica humana y/o vehicular
4. Dinámica ambiental constituida por el conjunto de olores, sonidos, texturas, colores, etc., propios del espacio social-urbano. (3)


Intentemos como ejemplo una lectura de la imagen urbana que presenta la quinta cuadra del Jirón Pizarro de Trujillo. Imaginemos que caminamos por esta calle ahora que se ha restringido el tránsito vehicular, en una tarde de verano con un sol radiante cayendo sobre ella: el clima es el primer factor que apreciamos inconscientemente. Podemos notar a continuación que presenta una topografía con una pendiente casi imperceptible, enmarcada dentro del clima propio de la ciudad. La vegetación existente es escasa y colocada en jardines construidos, encontrándose en la plazuela de la Iglesia La Merced y en un atípico jardín situado en la vereda frente a la plazuela que rompe la regularidad de las fachadas a plomo. Todas estas consideraciones nos permiten notar los elementos naturales de la imagen urbana.
Si apreciamos la calle tanto de frente como de perspectiva, notaremos que muestra un perfil urbano relativamente parejo, alterado por la presencia de una edificación predominante y que presenta aún ejemplos de arquitectura característica de importancia, con tipologías bien definidas y enriquecidas por la volumetría de la Iglesia La Merced y su correspondiente plazuela. Notaremos que hay una regularidad compositiva, que muchas de las edificaciones presentan una serie de códigos arquitectónicos como ventanas, balcones, portadas, etc., que nos dicen que son parte conformante de un estilo específico. Notaremos igualmente que hay colores característicos en las edificaciones, y que algunas de ellas se encuentran limpias y en buen estado, y otras descuidadas y con menor grado de conservación.
Es posible observar también la presencia de dos balcones de edificaciones contiguas que evidencian un manejo inadecuado de la escala en uno de ellos, pues puesto uno al lado de otro se aprecia una gran diferencia de, pareciendo que el más pequeño ha sido puesto “a la mala”, pues no guarda las proporciones adecuadas de escala ni de llenos y vacíos en su fachada.
También observaremos que en varias edificaciones hay unos desagradables letreros comerciales, desproporcionados y escandalosos, que afean y rompen la sobriedad visual de la arquitectura típica. El avisaje comercial cuando es demasiado notorio se convierte en una especie de elemento arquitectónico indeseado, de tanto o más importancia que una ventana o un balcón, pues su ubicación, tipo de iluminación, tamaño y otras características, lo hacen parte importante en la composición de una fachada.
La volumetría que presentan estas fachadas en conjunto generan la configuración espacial del jirón, la cual es sencilla y se encuentra amenizada por la abertura espacial que significa la plazuela La Merced y el atrio de la iglesia contigua. Al realizar todas estas apreciaciones, hemos reconocido los elementos construidos conformantes de la imagen urbana.
El conjunto espacial y arquitectónico pese a todo es agradable y atractivo. Como estamos en una hora en la que no hay tráfico vehicular, es posible apreciar los detalles de esta calle pues se puede caminar libremente y solo hay una dinámica comercial y peatonal aceptable y hasta agradable. Sin embargo, si caminamos por la misma cuadra en horas en las que el tráfico está abierto, notaremos una desagradable sensación de opresión pues la sobresaturación del parque automotor y por el excesivo número de taxis que convierten en una molestia lo que en otro momento era un placer. Si a esto sumamos los bocinazos, el enrarecimiento del aire producto de las emanaciones de gases de los vehículos, la estrechez de las veredas y el stress urbano, completaremos una imagen urbana desagradable, caótica y nada atractiva ni para un poblador ni para un posible turista. (Este es uno de los motivos principales por el que debemos incentivar y apoyar todos los procesos de peatonalización posibles, porque la ciudad es de sus habitantes y no de los vehículos). Con estas apreciaciones, hemos percibido y conocido las dinámicas humanas, vehiculares y ambientales del jirón que tomamos como ejemplo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

buen resumen.